De lado a lado
“ser neutral o ambiguo equivale a estar con todo el mundo o a no estar, con nadie.”
El artista
Las obras de Alain Pino, han evolucionado para profundizar aun más en las aristas agudas de nuestro entorno. Los personajes de Alain se extraen del contexto social y son manipulados, por partida doble, desde su individualidad, al jugar con el enmascaramiento del discurso de la ambigüedad genética y, por otra parte, a partir, de la carga conceptual que desenmascara al simultanear el sistema de valores que se impone espontáneamente y los que les asigna el medio al individuo. Los “yo” seleccionados por el artista, en una oportunidad sumergidos en agua, ahora, son llevados por grandes olas formadas por enormes planchas de acrílico, reticentes al acto del desplazamiento, no solamente geográfico visto a través del tema de las migraciones, sino también, como referente al elemento temporal-atemporalidad, biológico, generacional, etcétera.
Los rostros fotografiados y posteriormente manipulados a ultranza por la mano del artista, los atraviesa un tubo a similitud de un gran parlante, para hacer evidente el sentido de expresarnos y el deseo de que se nos escuche. Los extremos siguen vigentes, emisor y receptor, el principio y el fin, y ir y el venir... ¿será exactamente lo que decimos lo que se escucha del otro lado? Cada versión, como en el fenómeno acústico del eco, produce una cadena de inflexiones, reflexiones, variaciones, simulaciones, y esto, nos condiciona nuevamente a intentar ubicarnos o delimitar los extremos contingentes de los lados opuestos o no de la realidad. La comunicación verbal es tan agresiva y eficaz como aquellas que reflejan y trasmiten las miradas expresivas de estos modelos.
Así mismo, Pino continua poniendo en crisis el retrato como género, y el problema de la identificación esta supeditado desde la propia naturaleza humana de querer ser diferente a lo que somos, de la inconformidad, pero en el fondo lo trascendente en el tema esta por descubrir. Denunciar las condiciones sicológicas, sociales, culturales, tecnológicas, científicas, que traspasan y transgreden los marcos de la representación pictórica, y en el clímax de este contexto creativo, Alain nos pone acertijos en los que inevitablemente debemos caer.
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El híbrido, el andrógeno, el robot, el hombre, en la era tecnológica contemporánea y de increíbles avances científicos-técnicos, se hace cada vez más complejo, pero los extremos son tangibles, y la ironía, el cinismo, el caos, el desconcierto, la inseguridad, navegan en un lado del discurso en la que la imagen obligatoriamente debe ocupar el sitio para la que fue requerida. La mezcla de ficción, irrealidad, autenticidad, identidad, aspiraciones, conflictos, poesía, verdades, se ubican del otro lado y la combinación de los mismos traduce aquellas secciones de nuestra vida común, pero en el caso que nos ocupa Alain quiere y no quiere a la vez que el enigma que se respira en sus obras sea descubierto. Es por ello, que el artista juega al escondite con la agudeza del ojo del espectador, de la misma manera en que el juego infantil se muestra una pequeña pista con el objetivo de desorientar al buscador, para Alain sus mensajes no pueden volverse claros, porque se convertirían en abruptos.
Niurka Cruz Ramos La Habana, 2003